martes, 13 de diciembre de 2011

2. Intervención en las AVD en la infancia y adolescencia

Caso clínico:

 R. es un niño de 9 años que ha sufrido un accidente de tráfico en el vehículo familiar, cuando iban el y su padre. Es hijo único. Hasta ese momento, el desarrollo de R. había sido “normal”, sin ninguna dificultad conocida.
A partir de ese momento, sufre un politraumatismo, con múltiples lesiones traumatológicas: fractura de femur, tibia y peronés, lesión cerebral biparietal y frontal, que han dejado secuelas, un año posterior a recibir rehabilitación: fisioterapia, logopedia y terapia ocupacional. Actualmente, tiene una habla disártrica, preserva el conocimiento semántico y estructura gramatical. A nivel motor tiene una tetraparesia espástica, sin control de tronco, cuello, lo que a veces le dificulta el habla por la posición de la cabeza, está comenzando a utilizar el efecto tenodesis. Utiliza silla de ruedas manual que empujan sus padres. Su madre es enfermera en un Hª Universitario y se dedicado a su cuidado completamente durante los primeros 18 meses, ahora está incorporada a su puesto, pero sigue siendo su cuidador principal. Su padre tiene un gran sentimiento de culpa, al producirse el accidente mientras el conducía. R. Acude a clase a su colegio habitual, pero precisa de grandes adaptaciones que en el momento actual el equipo de orientación no saben como hacer.



Antes de introducirnos a la intervención del caso, debemos recordar que antes de intervenir tendremos que evaluar al niño, mediante diversos instrumentos de evaluación que podemos encontrar en http://gemuxi-to.blogspot.com/search/label/5.%20Evidencia%204 (Blog de Análisis del Funcionamiento Ocupacional).

Sheper, Procter y Coley (1996) indican que en general los niños están altamente motivados para mejorar su nivel de funcionamiento, incluso utilizando adaptaciones, ayudas técnicas y modificaciones. El terapeuta ocupacional debe determinar cuándo es conveniente insistir en el logro de una determinada habilidad o cuándo es preciso optar por un abordaje compensador.

Personalmente, optaré, por un lado, por un enfoque compensador y, por otro lado, por actividades que potencien las capacidades del paciente. Basándonos en el libro de Actividades de la Vida Diaria de D. Romero, la intervención desde un abordaje compensador incluye el estudio del entorno, barreras arquitectónicas y posibles ayudas técnicas que pueden facilitar la participación en una determinada actividad con la máxima seguridad. 


ABORDAJE COMPENSADOR

Consistiría en la adaptación del entorno, ayudas técnicas y eliminación de barreras arquitectónicas. 

Productos de apoyo :
  •  Alimentación
Alfombrilla antideslizante



Lámina antideslizante para evitar el desplazamiento de objetos como platos, vasos, etc.
Adaptador de agarre
Adaptador de agarre



En el de la izquierda, se utiliza el velcro y, en el de la derecha, tubos de espuma de colores para engrosar el tamaño del mango de los utensilios.





Plato alargado

 
Plato con un lateral cóncavo y otro alargado, con base antideslizante.
 






Taza con dos asas


 
Taza con dos asas dotada de dos tapas, una con pico y otra con orificio para pajitas.







  • Vestido
Botas antiescaras
 
 
Mayor facilidad para calzarse y descalzarse ya que está compuesta de velcros y hay una apertura por detrás para introducir el pie.







  • Baño y ducha
Asiento para ducha



Dispone de respaldo, ya que R. no tiene control de tronco. Es regulable.

Plato de ducha

 



 Para facilitar el acceso a la ducha, está al nivel del suelo.
Esponja de mango largo regulable
 




Le facilitará alcanzar a lavarse cualquier parte del cuerpo.







 Estas son algunas adaptaciones que a nuestro caso clínico le sugeriría que tuviese. Además, destacaré algunas de las actividades que van a mejorar (en la medida de lo posible) las actividades de la vida diaria y sus habilidades.

1. Hidroterapia
      
     

    Los objetivos de esta actividad son:

                 - Mantenimiento de un buen control postural.  
                 - Relajación muscular.
                 - Evitar la espasticidad.
                 - Aumento del rango articular.
                 - Independencia en las AVD (a largo plazo).

    NOTA: esta actividad se graduará en función de las dificultades del niño y en todo momento será ayudada por el terapeuta ocupacional. 


    2. Taller de plastilina 

    A partir del taller de plastilina conseguiremos una serie de objetivos:

                - Mejorar el efecto tenodesis.
                - Aumentar el rango articular de las manos.
                - Evitar espasticidad.
                - Mayor independencia en las actividades de la vida diaria, como comer, vestirse,...

    Además, esta actividad se irá graduando de la siguiente forma:
    1. Comenzará amasando la plastilina únicamente.
    2. Intentará realizar formas gruesas.
    3. Promoveremos la pinza fina, realizando figuras que sean cotidianas para él; por ejemplo, un portalápices. 

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